viernes, 24 de abril de 2009

El flautista electrónico de Hamelin, de René Fábila


Como no quisieron pagarle sus servicios, el flautista, furioso, decidió vengarse raptando a los niños de aquel ingrato pueblo. Los conduciría por espesos bosques y altas montañas para finalmente despeñarlos en un precipicio. Sus padres jamás volverían a verlos. Para ello no era suficiente su flauta mágica, sino algo más poderoso. Optó entonces por prender el aparato televisor: los niños encantados lo siguieron hasta su perdición.

René Fábila

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